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P.A.R.

Armadas con la convicción de que “sin amor no hay creatividad”, Iris Tarraga y Lucía Castro son P.A.R., el estudio de diseño y dirección de arte responsable de la identidad de algunas de las marcas de mobiliario y moda del momento. Detrás de todo su esfuerzo está el vínculo afectivo con sus clientes o la creencia de que se construye mejor si existe una relación emocional. Con este enfoque han conseguido crear una narrativa original y sensible.

 

CONTADNOS CÓMO EMPEZÓ TODO. ¿QUÉ OS LLEVÓ A CREAR P.A.R.?

Llevamos 14 años juntas y P.A.R. no es solamente un proyecto laboral sino un proyecto de vida. Todo empezó con una relación de amistad muy fuerte con muchas de ganas de hacer cosas, ambiciones comunes, maneras de pensar y planificar, lo que nos llevó a juntarnos y empezar a considerar la idea de colaborar. A partir de ahí fueron apareciendo clientes y, sin quererlo, acabamos construyendo lo que ahora es el estudio.

 

LA NARRACIÓN QUE UTILIZÁIS CON LAS MARCAS ESTÁ PROFUNDAMENTE CONECTADA. ¿QUÉ INGREDIENTES UTILIZÁIS PARA QUE ESTO SUCEDA?

Una de las cosas que siempre decimos es que la relación que tenemos con la gente que trabajamos no es únicamente laboral, sino que construimos un vínculo afectivo más grande. Intentamos comprometernos en los proyectos y en lo que gira entorno a esa relación con el cliente. Al final es nuestra manera de hacer y eso creo que se nota mucho en cómo proyectamos ideas. Somos un estudio pequeño y siempre estamos las dos o una de las dos a cargo del proyecto, no lo dejamos en manos de otros. Eso también es lo que hace que las marcas y los trabajos que hacemos tengan una conexión directa con nuestra manera de hacer y diseñar. 

 

VUESTRO TRABAJO CON MILAN ILUMINACIÓN ES UN BUEN EJEMPLO. HABLADNOS DE ESTA COLABORACIÓN.

Milan es un caso al que le tenemos mucho cariño. Es un proyecto en el que llevamos trabajando desde 2017 y hemos crecido junto a ellos. La marca venía de una narrativa desactualizada en la que necesitaba ponerse en el mercado y comunicar de una manera distinta. El sector de la iluminación estaba en auge y las necesidades que se requerían en su lenguaje pedían a gritos un cambio y ahí es donde entramos nosotras a ayudarles. El trabajo no fue solamente diseño sino ayudarles en la parte “curator” a elegir diseñadores, estar involucradas en procesos de diseño, en la dirección de arte, en el lenguaje, escribir todos los textos, etc. Intentamos trabajar con la marca en sus 360º y eso es un buen ejemplo en cómo una compañía crece. Por otro lado, también crecemos nosotras con ella; Milan nos ha dado la oportunidad de trabajar en muchas áreas de la comunicación y generar un discurso evolutivo que al final es un reflejo de un trabajo bien hecho, tanto por los resultados como por la confianza que el cliente a depositado en nosotras. Creo que es un caso de éxito al que le tenemos mucho cariño.

 

¿QUÉ ES LO QUE MÁS OS GUSTA DE VUESTRO TRABAJO?

Principalmente es que podemos trabajar juntas, al final somos dos grandes amigas que llevamos un proyecto en común. Somos muy afortunadas de ir creciendo juntas y nos gusta muchísimo ayudar a construir a través de la comunicación y de todo lo que eso conlleva, cómo se proyecta, cómo se desarrolla, en el poder imaginar y desarrollar aquello que imaginas, ¡es maravilloso! Transformar en base a todo un previo de conceptualización nos encanta.

 

¿CÓMO ES VUESTRO ESPACIO, EL ESPACIO QUE AMÁIS?

Aquí la definición de espacio es un poco ambigua. Nuestro espacio no solamente es el físico, sino también el emocional y el mental, lo que creamos no solamente en el espacio de trabajo sino en el espacio de vida. Tenemos una relación estrecha en la que construimos cosas no solo laborales sino también familiares y personales. Nuestro espacio soñado sería uno en el que pudiéramos convivir juntos en familia y compartir las cosas más sencillas de la vida sin necesidad de movernos de él. Poder construir un lugar equipado en el que puedan convivir dos familias,  la de Iris y la mía, en el que pasen cosas. Al final nuestros espacios nos definen y creemos que el espacio que amamos es un poco eso. Un espacio en el que hay mucha vegetación, zonas para divertirnos, para compartir, cocinar, leer, para todo. El hecho de poder compartir tiempo es lo importante.