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Javier Márquez

 

Para alguien al que la belleza le importa profundamente, la fotografía acaba siendo un baile, un ballet cautivador, impreciso e imprevisible. Ver trabajar a Javier Márquez es verle bailar ballet con la cámara, tête-à-tête. Especializado en fotografía de moda, se mueve también bien en escenarios de diseño o incluso entre la naturaleza. RI HOUSE presenta ahora dos series exclusivas de sus fotografías en las que a través de las flores y la arquitectura confronta al espectador con el paso del tiempo, el instante y lo bello.

 

¿POR QUÉ LA BELLEZA ES ALGO TAN IMPORTANTE?
Es algo subjetivo. Nos acompaña cada día y es algo que pertenece a la mirada de cada uno, la vemos en lugares insospechados y nos acercamos también a ella de distinta forma. Es curioso cómo a veces las cosas que uno interpreta como más bellas son a las que la sociedad menos caso le presta. Para mí la belleza es importante, pero a la vez consiste en buscar cosas bellas en entornos más inhóspitos. Es como buscar un retrato en el lugar menos esperado y que alguien te devuelva una mirada.

 

EN TU TRABAJO, ¿EN QUÉ MOMENTO CONECTAS LA BELLEZA CON LAS FLORES?
Encuentro en las flores y plantas una metamorfosis. Tengo la sensación de que cuando las fotografío se van transformando y ese período de transformación me inspira a seguir en un trabajo en continua evolución. Una misma flor tiene mil registros en gama tonal, pero también es algo caduco y sólo tienes un tiempo limitado para captar su belleza. Es algo que se transforma en el tiempo y es instantáneo. Algo en parte incluso agónico, ya que si no captas el momento perfecto, tienes la certeza de que lo vas a perder para siempre y esa flor ya no volverá a ser la misma.

 

Y EL PROCESO HASTA LLEGAR AHÍ, ¿CÓMO ES?
El proceso habitualmente empieza como algo más destructivo que constructivo, ya que los inicios irremediablemente siempre van ligados a cierta incertidumbre. Sin embargo, una vez que surgen la primera imagen y los resultados, se desencadena una relación con el objeto y de manera espontánea y más improvisada surgen imágenes que, sin estar pactadas, son más potentes que la propia inspiración. Es curioso cómo muchos de los fallos en toma se convierten en las mejores imágenes. Algo que a priori parece un descarte pasa a ser una instantánea que, de forma relajada, logra transmitir mucho más que la imagen buscada.

 

¿QUÉ QUERÍAS EXPLICAR CON LA SERIE ’RETURN TO THE CITY’?
Es una visión subjetiva y muy personal de la nueva ciudad. Buscaba acercarme a las urbes con un tono abstracto, optimista, y una fuerte intención en las formas y el color.

 

¿HAY ALGÚN SITIO, ALGUNA CIUDAD QUE HAYA CAMBIADO TU PUNTO DE VISTA?
Siempre me inspiró la cercanía al mar y la tierra de donde nunca fui. Aunque en parte suene extraño, en el transcurso de mi vida me he sentido más de otros lugares que del lugar en el que me crie. Sé que parte de lo que soy a nivel fotográfico tiene que ver con el lugar en el que crecí y al que estoy agradecido. Pero, a veces, siento que mi fotografía sería distinta si hubiera vivido desde pequeño en un lugar de mar y lo añoro sin que haya ocurrido.


¿CÓMO ES TU ESPACIO, EL ESPACIO QUE AMAS?
El espacio que amo es un espacio en el que prima el orden y la armonía. Es un lugar de luz, huyendo de lo típico, la luz natural que me permite mirar la realidad de forma honesta el día a día. Un lugar de formas simples, sin demasiados elementos y decoro, que se preste a transformarse de forma sencilla. Pero por otro lado, siento que ese lugar puede tener muchas representaciones. Al igual que me gusta hacer muchos tipos de fotografía, también me gusta soñarme en lugares diferentes. Desde un apartamento de ciudad a una casa de campo. Por condición humana, necesito vivir la sensación de encontrarme en lugares diferentes, porque es algo que me nutre y me hace percibir la realidad de forma distinta. El lugar perfecto está en el cambio, en disfrutar de cada una de esas etapas.